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Es sin duda uno de los materiales más característicos y que cuentan con una innumerable lista de posibles usos y aplicaciones. En parte por toda su versatilidad, su eficiencia y rentabilidad y por su resistencia y durabilidad frente a los agentes externos, por todo esto es por lo que se le considera al neopreno como uno de los mejores materiales para la construcción y la protección.
Como en cualquier trabajo y proyecto que se precie y en el que vayas a estar involucrado, ese esencial contar con los materiales adecuados, y saber cuándo conviene usarlos. Por eso, esta vez vamos a detallar en qué ocasiones y para qué son tan necesarios los materiales de goma de neopreno.
Para empezar vamos a definir qué es el neopreno y qué usos tienen las gomas de neopreno. El neopreno es simplemente un caucho sintético –que lleva por nombre polímero de cloropreno- pero que comúnmente se conoce como neopreno. Cuenta ya con más de 85 años de historia desde que se descubrió, y desde entonces ha formado parte de una gran variedad de aplicaciones en diferentes formatos y diseños con los que se ha trabajado para dar solución a diferentes problemas, sobre todo relacionados con agentes externos como la temperatura.
Esta goma sintética que goza de gran popularidad posee características que la hacen ser protagonista en determinadas ocasiones. Algunas de sus propiedades más importantes residen en su elasticidad y resistencia. Es una goma con gran flexibilidad y que permite su maleabilidad en situaciones, para luego volver a su estado inicial.
Entre las características de las gomas de neopreno también se encuentran la de su resistencia al clima, temperaturas y agua, su impermeabilidad, su peso ligero, su gran resistencia a las roturas o torsiones o su capacidad para actuar como aislante térmico. Ahora bien, ¿en qué momentos se utilizan más estas gomas de neopreno?
Su uso no queda delimitado únicamente a los trajes de surf y buceo como puedan pensar muchos. Entre sus aplicaciones que sobresalen de este uso común también hay que destacar su uso en mangueras y tubos, como material adhesivo, en fundas protectoras… o en un sinfín de proyectos de reestructuración e instalación como apoyos en puentes –por la presencia de agua y agentes externos- en juntas de dilatación, correas, tuberías, recubrimientos de cables, neumáticos para coches o aislante acústico y térmico, entre otras aplicaciones.