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¿Cómo conservar las masillas en buen estado? Sin duda, una pregunta que se hacen todos aquellos que las compran con el propósito de acometer pequeñas reparaciones antes de pintar una superficie. Al fin y al cabo, lo normal es no gastar el bote entero en un solo trabajo. Por ello, aquí se van a dar una serie de recomendaciones muy útiles al respecto.
A la hora de comprar masillas y selladores, es necesario conocer la respuesta de todas estas preguntas. Solo así será posible garantizar su conservación durante el mayor tiempo posible.
Pero, antes de formularlas, un par de aclaraciones. La primera de ellas es que siempre se debe adquirir un formato adecuado. No tiene sentido adquirir un bote de gran tamaño si se va a utilizar para reparar, por ejemplo, un pequeño desconchón en una puerta o pared. Puede que se encuentren buenas ofertas en tarros grandes, pero lo cierto es que acabarán saliendo caros si hay que tirar parte de su contenido.
Por su parte, las masillas tienen fecha de caducidad. Por ello, siempre es aconsejable elegir un bote que se encuentre lo más alejado posible de ella. Cuanto más cercana esté, más cerca estará de dejar de ser útil.
Otro aspecto importante es el catalizador. En algunos tipos de masilla para metal u otros materiales viene incluido directamente. Sin embargo, en otros debe agregarse de forma manual. En este último caso, nunca debe verterse directamente sobre el bote, sino en otro recipiente aparte. ¿El motivo? Si se hace, habrá que utilizar la totalidad del contenido sin demora.
El primer consejo acerca de cómo se debe conservar la masilla sobrante para asegurar su buen estado es muy necesario. En concreto, consiste en cerrar bien el bote después de usarla. Si se mantiene en contacto con el aire, se endurecerá y será imposible volver a utilizarla.
Tampoco es recomendable dejar la espátula de aplicación dentro del bote. Ha de limpiarse y guardarse aparte. Puede contener residuos que deterioren también el producto.
Los elementos de fijación y reparación como las masillas deben almacenarse siempre en lugares frescos y secos. ¿El motivo? El calor acelera el proceso de deterioro de este material, favoreciendo que se endurezca más rápido. Un trastero es una opción ideal, aunque también lo puede ser un armario o cualquier otro lugar que no reciba la luz directa del sol.
En cualquier caso, llegará un momento en el que el producto quedará inservible o, si se hace bien, se agote su contenido. Llegado a ese punto, hay que deshacerse del bote en el contenedor indicado para ello. Una información que será indicada por el fabricante en las instrucciones de uso.
Esta es la información indispensable que cualquiera debe conocer acerca de cómo conservar las masillas en buen estado. Solo siguiendo estos consejos será posible volver a usarlas en el futuro.