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Existen diferentes tipos de soldaduras en función del material empleado para efectuarlas. La soldadura no es otra cosa que la unión de dos piezas diferentes mediante la fusión a nivel atómico de sus bordes. En esta clasificación vamos a tener en cuenta fundamentalmente los materiales de soldadura empleados.
Los procesos de soldadura se comenzaron a realizar prácticamente en la Edad de Bronce, con la fusión primitiva de piezas de oro. Pero el verdadero salto evolutivo de esta técnica se produjo en el siglo XIX, en plena Revolución Industrial. A partir de este momento comenzarían a desarrollarse diferentes técnicas que lograban soldar materiales de forma eficaz. Podemos distinguir los siguientes sistemas de soldaduras más comunes.
Existen dos clases de soldadura, en función de la energía utilizada para fundir el material.
Es aquella que se efectúa sobre materiales relativamente débiles, como hojalatas, chapas, componentes eléctricos, piezas de latón o tubos de plomo. En estas soldaduras se aporta una aleación de estaño y plomo, que se calienta a 400 °C y pasa a unir las partes. Normalmente, se emplea un soplete eléctrico.
Empleada para uniones de latón o cobre y aleaciones de acero, plata y bronce, así como fundición. Se alcanzan temperaturas de 800 °C. El material aportado suele ser latón o cobre y un soplete a gas.
La industria moderna utiliza una serie de sistemas de soldadura altamente eficaces y con capacidad para ser implementados en cadenas de montaje y producción industrial. Las principales técnicas de soldadura empleadas en la actualidad son las siguientes:
Usada sobre todo en la industria naval para la unión de láminas de acero o hierro. También se ha usado en la construcción y en la industria del automóvil. Se suelda a temperaturas superiores a los 3000 grados centígrados con un soplete específico. Es uno de los tipos de soldaduras más antiguos y comunes.
Es una técnica muy moderna en la que se emplea un haz láser para soldar a temperaturas superiores a los 5500 grados centígrados. Se caracteriza por ser un método muy rápido y eficaz, capaz de implementarse en unidades robotizadas.
También conocida como soldadura de punto. Muy utilizado en la actualidad, sobre todo en la soldadura de chapa fina. Se someten las dos piezas de metal a una corriente eléctrica, que produce un pequeño derretimiento de contacto de ambos metales. La temperatura se eleva al nivel de fusión. Los materiales se unen por presión, sin necesidad de aportar ningún material. Muy usado en la creación de electrodomésticos, juguetería y en la industria automovilística.
Este tipo de soldadura consigue unir dos metales mediante presión y vibración. Se evita, por tanto, someter a calor a las piezas, lo que la convierte en una técnica muy interesante.
Conocer los diferentes tipos de soldaduras nos permitirá comprar material para soldar adecuado a las necesidades de cada trabajo.