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Ponerse al volante de un camión acarrea una gran responsabilidad, tanto para el que lo conduce, como para los demás conductores, e incluso para la empresa distribuidora o asociada a la flota del camión. Por todo ello, siempre es preciso tomar las medidas de seguridad más oportunas, eficientes, y adaptadas a los estándares actuales, con los diseños y tecnología de última generación. Una serie de compromisos de viabilidad que se deben adquirir desde el principio para minimizar, y evitar en la medida de lo posible, los accidentes.
Una de estas medidas de seguridad que deben tomar los camiones en carretera es el uso de las cintas reflectantes. Un sistema muy eficaz para balizar un camión y permitir su completa visibilidad, incluso en momentos de escasa o nula luminosidad.
¿Qué son las cintas reflectantes y por qué se usan en camiones? Se tratan de unas cintas adhesivas de colores reflectantes que se suelen colocar a lo largo y ancho del camión. Gracias a esto se consigue localizar a la perfección tanto la distancia, así como las dimensiones del camión que está circulando por la carretera, incluso en situaciones de poca luminosidad o nocturnas. El objetivo es que los demás usuarios de la vía vean perfectamente el camión, así como sus dimensiones.
Para balizar un camión, la normativa dice que deben ser colocadas en la parte trasera y en los lados, coincidiendo con los colores blanco, rojo o amarillo. Será una cinta reflectante homologada si posee estos colores, una anchura de 50mm y están sujetos a la norma EC 104 como las que puedes encontrar en Entaban. Estos modelos de cintas de colores reflectantes poseen, además, una alta resistencia a agentes externos como la lluvia, las altas temperaturas, la exposición a rayos UV o la corrosión.
Según está estipulado en la normativa, todos los camiones matriculados en la actualidad tienen la obligación de contar con este marcado reflectante en el contorno del vehículo.
La conducción de un camión debe adaptarse a su condición de vehículo pesado. ¿Esto qué quiere decir? Que debe ir precedida de una conducción más pausada con maniobras menos bruscas y una velocidad mucho más controlada. Hay que tener muy en cuenta el peso del remolque, y siempre ante todo, mantener bien sujeta la carga para evitar caídas por movimientos o vibraciones de la propia carretera. Estas consideraciones unidas a un mantenimiento periódico y práctica al volante son fundamentales.